jueves, 31 de enero de 2013

Curiosidad: La escritura como embrujo o carpintería

Por: Verónica Enriquez



La escritura como embrujo o carpintería

Gabriel García Márquez nació en Colombia en 1928. En sus novelas combina el realismo y una desbordante imaginación. Su obra más famosa es "Cien años de Soledad", cosmogonía situada en un pueblo imaginario, Macondo. A través de su obra obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1982.
El talento natural aflora con los años según la fortuna de la que se disponga, como en el caso de Gabriel García Márquez, su vocación de escritor, toma parte en las callejuelas de piedra del atlántico norte de su  natal Aracataca, de donde recoge un mundo misterioso y a la vez extinguido en los relatos de su abuelo, que años más  tarde desbordara una chispa creadora.
Una noche, a finales de los años cuarenta un amigo me prestó "La metamorfosis" de Kafka, dice Gabriel García Márquez, cada vez que le preguntan cual fue su punto de inicio que le motivo a escribir. No imaginaba que fuera lícito escribir así. Si lo hubiese sabido antes, me habría puesto antes a escribir también yo. Así, pues, comencé entonces a escribir, en 1947. Casi diez años antes, a mi lectura de metamorfosis  nunca había sufrido una conmoción semejante.
Según García Márquez la magia de escribir es la capacidad de  “Vivir para contarla” es decir saber contar las cosas desde lo imaginario a la realidad como escritor y como periodista el compromiso no solo radica en el compromiso político son a la vez la narración de toda una realidad, es lo que en sí constituye la carpintería que es el aprendizaje del observador resistido a las formalidades conocidas.
Modelar el conocimiento de las cosas va de la mano con la  misteriosa búsqueda de asombros y humores, crueldades y angustias. La lectura para el escritor debe domesticar al hombre y forzarlo a conocer mundos similares o ajenos a su realidad como en  “Las mil y una noches” y el “Quijote”  adiestramiento que imponen en la otrora extensa y competida galería de los narradores. Tal vez solos así la exigencia, la aventura por lo desconocido su búsqueda incansable por contar las cosas como una mágica receta que hipnotice al lector en las letras bajo un ritmo respiratorio haga al escritor lo que es, un carpintero de la vida.
La lectura sin duda convierte al niño de Aracataca del mundo misterioso de ensueños de la infancia en un escritor, pero no es sino a través de la misma de placer y conquista del conocimiento que se enjuga con las vivencias propias y extrañas, transformando al lector en personaje, es lo que en sus textos a través de la inercia pretende convertir a sus lectores.
La sociedad es capaz de refundarse en si misma, muchos casos incapaz de proveer el conocimiento fuera de lo ya expuesto, como ya se lo ha expuesto las proezas se hayan en lugares inhóspitos donde las situaciones decadentes de la sociedad deben ser relatas entre tinta y papel, con el lenguaje sencillo del mundo, de una sociedad ágrafa, que debe entender lo que es necesario conocer y de aquello reconocer sus virtudes y defectos. Para Márquez el escritor debe aprender a escribir de nuevo, pero la inspiración de lo que escribe no es lo mismo que el argumento.

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